“Balance de las Cuentas Públicas 2007” (Febrero 2008) Durante la agresiva y zafia campaña electoral nos repitieron una y otra vez las bondades del “superávit presupuestario” como resultado de una buena gestión pública; el atributo de la eficiencia económica, el trofeo a la eficacia política. Un mero saldo contable entre los ingresos y los gastos presupuestarios ejerce gran fascinación en la gente y euforia en los dirigentes políticos. Toda la clase política lanzó maravillosas propuestas para su utilización. Unos querían amortizar parte de la Deuda Pública, otros deseaban consolidar el sistema de pensiones y los hay que preferían dedicarlo a bajar los impuestos y las cuotas sociales; pero pocos se detuvieron a reflexionar sobre cuántos ingresos tributarios se han necesitado para mantenerlo o qué agentes públicos han sido los verdaderos protagonistas de dicho superávit. En los tiempos de crisis económica que se avecinan ensalzar este saldo positivo no es precisamente la actuación más recomendable y en los Presupuestos de 2008 deberían haber previsto este escenario económico desfavorable. En la quimera electoral poco importaron las recomendaciones clásicas de la política económica y fiscal que aconsejan inversiones productivas y reducciones de cargos públicos, de parte de los tres millones de funcionarios de los tres niveles de Administración Pública (AA. PP.: Estado, Comunidades Autónomas y Entidades Locales), de los oropeles de los diecisiete gobiernos regionales y de las subvenciones de multitud de instituciones sin/con fines lucrativos. Resulta más rentable, con esa óptica electoralista, ofrecer rebajas fiscales, descuentos y promociones sin fin, que presentar planes de cómo se financiarán estos "regalos" o qué servicio público será necesario recortar para hacerlos realidad. . En determinadas coyunturas económicas, y la que se avecina es una de ellas, resulta más pernicioso que se produzca un superávit en los presupuestos del Estado -signo de una recaudación excesiva o de un gasto insuficiente- que un moderado déficit, capaz de impulsar reactivaciones de la economía en los sectores más sensibles a la depresión del mercado. Un gobierno que presume obtener un superávit en las cuentas públicas confiesa ser un mal gestor.
Si desea recibir notificaciones cuando nuevos contenidos sean publicados en el Diario Español de la República Constitucional, siga este enlace y suscríbase para recibir los avisos por correo electrónico.
Atanasio NoriegaenTeoría Pura de la República (V)El control sobre el representante lo hace todo el distrito, porque son quienes lo apoderan. Por eso tiene la fuerza de la mayoría. Y esa fuerza que lo apoya la puede perder y no ser renovado. Al contr…
Atanasio NoriegaenTeoría Pura de la República (V)Al parecer usted no leyó bien la respuesta. La homogeneidad se refiere al TAMAÑO de los distritos, todos con aproximadamente el mismo número de habitantes. No sé que tiene que ver EEUU en esto. Si tie…
Atanasio NoriegaenLa oferta del tendero constitucionarioAl respecto de lo que supone la defensa de los derechos, incluso contra la propia ley, tiene que considerarlo dentro del marco jurídico que únicamente proporciona una República Constitucional y tambié…
Atanasio NoriegaenLa oferta del tendero constitucionarioEn realidad forma parte de la misma tesis, que a su vez tiene su origen en el iusnaturalismo, del cual me considero heredero, al igual que lo fue García-Trevijano. A lo que se opone lo dicho en este a…
Unam_enfurecidoenLa oferta del tendero constitucionarioLeyendo este artículo me ha entrado una duda sobre una tesis tratada: los derechos. Muchas veces hemos escuchado todos a Trevijano cuando decía que los derechos son otorgados y la libertad una conquis…
Atanasio Noriegaen¿Quién sostiene a los tiranos? (III)Y después de mi anterior comentario, piense usted entonces en la gran cantidad de personas que se han quitado voluntariamente la vida a causa de la quiebra de sus negocios, las ruinas en tantas famili…