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Tierra de Monsanto (foto: uomolinux) Así como una macrocorporación agrícola como Monsanto se permite alterar el código génetico de las semillas que vende para que éstas sean estériles en la siguiente generación, haciendo así que el agricultor se vea obligado a comprarles una nueva partida cada año, lo cual, además, agota paulatinamente las existencias de una semilla ya adaptada a su suelo, la corrupción política desintegra primero y esteriliza después las fuentes mismas de la cultura. Entonces se recurre a pesticidas que consideran no ya el ecosistema completo, sino exclusivamente la semilla mutada. Fachadas y más fachadas de supuesto cambio. Olvido de las causas. Nunca regeneración profunda. Cuando uno se pregunta por el estado de la cultura tiene que reflexionar acerca de las circunstancias políticas contemporáneas a ella. Los tres últimos siglos de la cultura española, salvo las excepciones de rigor, han sido decadentes en perfecta correspondencia con el empobrecimiento de sus instituciones políticas. La constelación borbónico-castrense-clerical por un lado y el hinchado afán de supremacía radical socialista en sus múltiples variantes por el otro condujeron de cabeza a una guerra civil que nos dejó a todos ciegos, y cuyo abismo queda todavía pendiente cubrir en nuestra conciencia nacional sin reacciones y proyecciones de culpabilidad. Siguió la dictadura franquista, que, acatada felizmente por muchos como un mal menor, y cuya pavorosa estrechez de miras debe rememorarse, desecó casi totalmente nuestras existencias culturales y políticas. Y, para rematar la escabechina, nada menos que el famoso proceso de la Transición en el que oligarcas oportunistas se reparten el botín sin dejar a nadie decir ni pío. Ahí seguimos, estancados, sin libertad, sumisos, incapaces ya siquiera de protestar con horizonte suficiente, cuya visión nos ha venido siendo arrebatada desde hace centurias. Mientras tanto, los oligarcas, el Rey a la cabeza, y el grueso de una población ilusa que se consuela con medianos placeres tan lejanos del verdadero arte o la auténtica libertad política como la comida enlatada de Monsanto, se regodean en su festín, que creen ilimitado. Nace, no obstante, de una Tierra difícil de esterilizar por completo, semilla vieja y curtida dispuesta a afrontar el reto de un nuevo cielo: crecer verdes hasta el árbol, que proveerá frutos suculentos para todos. ¿Llegaremos a bosque?

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