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El río de luz (foto: Óscar Martín Antón) El nacimiento de España   Todos queremos que nuestro país, el país de nuestros antepasados, nuestra patria, sea algún día un país moderno, democrático y libre, en el que la ley sea la ley de nuestra nación y no la ley de una minoría, en la que podamos elegir por mayoría a nuestro gobierno, a nuestro presidente y a nuestros diputados, y que estos se dediquen a cumplir con su delegación, y no a acumular privilegios. Todos queremos que nuestra nación sea, por fin, libre: una nación con un poder judicial independiente y serio. España ha existido desde tiempo inmemorial, pero está por nacer como nación libre, como nación en la que todos seamos libres porque no exista nadie que no lo sea.   No, España no solamente no ha muerto, ni tan siquiera está a punto de morir. España está por nacer políticamente. No, España no está en la Unidad de Cuidados Intensivos de lo político, de lo estatal, y tampoco está fragmentada ni dividida de forma irreversible. No, no es cierto que el sistema electoral actual permita elegir verdaderamente a auténticos representantes, cosa que periodistas e intelectuales y académicos repiten sin analizar detenidamente o comparar con otros sistemas electorales occidentales. No, no es verdad que la política que realizan las marionetas de partido haya conseguido culminar sus planes secretos y destructivos. No. No lo han conseguido todavía. Una auténtica nación política como España debe ser capaz de producir sus leyes sin tener su libertad secuestrada por el interés particular de las oligarquías y los grupos de presión particulares. Ahora sí podemos pensar en el nacimiento de España como un estado libre. Esa España la tenemos por fin en el pensamiento, en la teoría, y falta culminar su puesta en práctica, pero lo principal ya está hecho pues no hay nada más práctico que una buena teoría. Nos evita caer en los errores anteriores porque ya sabemos de qué motivos se derivan: los errores de las repúblicas anteriores.   Sí, España será un estado moderno, con libertad colectiva o libertad política, una España en la que la sociedad esté representada verdaderamente ante el estado, y los políticos, financiados por los ciudadanos y no por el gobierno estatal, cumplan con los mandatos.   La Teoría Pura de la República Constitucional de Antonio García Trevijano nos diseña las instituciones y las organizaciones políticas necesarias y suficientes para el gobierno democrático de la nación junto con la separación de poderes y la protección de los derechos o libertades individuales y de las minorías. España nacerá, esta vez sí, como un estado moderno con libertad política y democracia verdadera.

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