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El pasado 1 de abril, como continuación de los actos celebrados en la Universidad y en el Hotel Triunfo de Granada en torno a la presentación del libro Teoría pura de la República, Francisco Jesús Rodríguez Almendros, miembro del MCRC y de la Asociación cultural José García Moreno, organizó un almuerzo en honor de su autor, Antonio García-Trevijano, en la ciudad de Órgiva.   La invitación no pudo ser más oportuna, pues Órgiva, capital de La Alpujarra baja, es la ciudad de los antepasados del líder del MCRC. A uno de ellos, José García Moreno, abuelo de Antonio García-Trevijano, el profesor universitario de la Universidad de Granada ?y orgiveño de pro?, Juan González Blasco, ha dedicado una importante monografía con ocasión del centenario de la muerte de aquel prócer alpujarreño, que da nombre a la plaza principal de Órgiva, la más bonita de toda La Alpujarra. Y recordemos que el día anterior, la Asociación García Moreno había distinguido a don Antonio con la medalla y el diploma de honor de dicha Asociación.   El libro, titulado José García Moreno, hijo ilustre de Órgiva (2009) es un precioso documento histórico y fotográfico sobre la ciudad y también sobre la familia y antecesores de Antonio García-Trevijano. La casa señorial de sus abuelos paternos, José García Moreno y María Trevijano, fue centro de la vida social y política de la región durante setenta años. En ella se hospedaban a su paso por La Alpujarra políticos como Natalio Rivas o Segismundo Moret, y en ella se detuvo también el propio rey Alfonso XII y la comitiva que lo acompañaba durante el viaje real celebrado en 1917, incluido el presidente del Gobierno, conde de Romanones.   También visitaron aquella lujosa mansión orgiveña ?«colmada de ornamentaciones de oro y plata, maderas y tallas preciosas, esculturas de Benlliure, cuadros de conocidos pintores y otras obras de arte muy variadas, como el sillón de García Moreno»? Federico García Lorca, Manuel de Falla, Antonio de Luna y Manuel Segura, que realizaron un viaje por La Alpujarra en 1926. Estacionaron su vehículo, un regio landeau de la época, en la plaza de García Moreno de Órgiva, y después de visitar la ciudad se dirigieron a casa de María Trevijano, ya viuda, a saludarla. Permanecieron toda la tarde en la casa, donde Lorca y Falla deleitaron ?según el relato de Juan González Blasco? durante varias horas a su familia, tocando el aparatoso y pomposo piano, joya artística que hoy se encuentra en Barcelona. Manuel Falla compuso en aquella ocasión una mazurca para piano que regaló a Carmen García Trevijano, hija del ilustre matrimonio.   Bastan estas pinceladas de historia para imaginar la intensa emoción que acompañó a Antonio García-Trevijano durante todo el viaje al lugar de sus antepasados, que no visitaba desde hacía treinta años, después de la intensa jornada vivida el día anterior. La marcha desde de Granada fue deliciosa. El día, de los hermosos de la primavera cuando comienza; el trayecto desde la ciudad del Darro hasta la entrada a la fragosa región alpujarreña, pasmoso, acompañados por la visión del impresionante perfil de Sierra Nevada.   Lanjarón, la puerta de La Alpujarra, apareció como por ensalmo saliendo al encuentro de los visitantes con sus mejores galas de luz clara y aire limpio de la sierra. Y después, Órgiva, la capital de una de las regiones más bellas de España, para mí la más singular y atractiva de todas, nos esperaba acogedora. El autor de esta página declara que esta era la octava vez que volvía a La Alpujarra, tierra de la que se enamoró a primera vista cuando estuvo en ella, por primera vez, otra increíble primavera de hace treinta y tres años.   El almuerzo se celebró en un típico restaurante de Órgiva desde el que se contemplaba la ciudad, dominada por las impresionantes torres gemelas de la Iglesia, un hermosos templo que realza y eleva la plaza de García Moreno. Paco Jesús Rodríguez Almendros, a petición de don Antonio, había encargado unas migas de maíz a imitación de las que allí se comían durante la infancia del autor de la Teoría pura de la República. A pesar de haberse perdido ya la receta, fue magistralmente interpretada a juicio de todos los asistentes, entre los que se hallaban el empresario local, Juan Manuel Rodríguez y un inglés afincado en La Alpujarra y amigo del escritor Gerald Brenan, llamado Nicolás.   Después de la magnífica comida, los comensales pararon en un conocido y rumboso bazar situado en la carretera, donde se abastecieron de productos típicos de la zona ?miel, queso, embutidos? incluyendo, naturalmente un imponente jamón de Trevelez. Pero lo más notable de esta visita fue que consiguieron vender a su vez un ejemplar de la Teoría pura de la República en dicho establecimiento, donde ha quedado abierto un singular punto de venta de este libro, único en su especie, escrito por un orgiveño universal. Asimismo, Juan Manuel Rodríguez, adquirió algunos libros dedicados por don Antonio a los naturales de Órgiva y la región de La Alpujarra, comprometiéndose a la venta de 150 ejemplares en toda la provincia. Una visita a una de las antiguas casas señoriales, la casa Helios, situada en las afueras de Órgiva, propiedad de nuestro acompañante inglés, Nicolás, de Londres, sirvió de colofón a este inolvidable recorrido.   Por la noche, con una cena, celebrada en el conocido Carmen de la Victoria, frente a una Alhambra iluminada y misteriosa, en medio de una interesante conversación política y amistosa, puso el punto final este viaje, que quedará para siempre en los anales del MCRC, de Antonio García-Trevijano a su tierra, que en esta ocasión le recibió pródigamente.

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