Claro

Oscuro

Don Cosme y Don Damián

– ¿No se da cuenta de la situación? El Estado español debería recuperar muchas de las competencias transferidas a las autonomías porque, como sigamos así, España desaparecerá.

– ¿El Estado español?, ¿las autonomías…? ¿Acaso no son la misma cosa?

– ¿La misma?

– Sí, sólo hay un Estado, cuyo poder puede permanecer centralizado o dividido por territorios.

– Un único Estado…

– Como una única Nación…

– Sí, eso lo tengo claro. Pero, ¿cómo se aceptó entonces el término nacionalidades en la Constitución?

– Simple, el Estado posterior al franquismo necesitaba violar a la Nación para alcanzar un consenso político que asegurase el poder oligárquico de los partidos políticos.

– De nuevo hace referencia usted al consenso…

– Porque el consenso es un concepto propio de la Nación. Jamás debería haberse haberse aplicado a la política del Estado.

– Desarrolle, por favor…

– Como bien dice Don Antonio García-Trevijano, en el ámbito de la Nación, por ejemplo, hay consenso para el uso del traje y la corbata en determinadas celebraciones. El consenso pertenece a la sociedad, nunca al Estado, por eso no puede ser político sin ser fraudulento a la vez. El consenso político supone la eliminación de la política, porque se soporta sobre una norma no escrita, una ley tabú que nadie vulnera y que impide el libre pensamiento, un siniestro fantasma…

-¿Es posible que el consenso sea la causa de que todos los partidos traicionen sus principios cuando alcanzan el poder?

– Efectivamente. El consenso es una mordaza, una cadena que somete a la Nación bajo el Estado y es el precio político que deben pechar quienes quieren dedicarse a la política…

– ¡Terrible! Sirven sólo al Estado.

– El Estado lo es todo para ellos, lo adoran, lo idolatran, el Estado es su Dios; premia, condena, persigue… Y está destruyendo España.

– Pensaba que eran los nacionalistas los que se estaban cargando la Nación española.

– Pues estaba usted equivocado, la causa es el Estado consensuado. Fíjese en lo que dije antes: para que el Estado de partidos conservase su poder, debía violar a la Nación. Esa violación, que implicó la no apertura de un periodo de libertad constituyente a favor del pueblo español, se fraguó mediante la integración en el Estado de todos los partidos con oportunidad de poder, quisieran ser o no españoles, fueran cuales fueran sus acciones en el pasado y sus objetivos para el futuro. Hasta la ETA forma parte ya del consenso… Si no… ¿Qué hace gobernando Bildu en el País Vasco?

– Ahora lo entiendo todo…

– Que no es poco.

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