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El nuevo presidente del PP ha propuesto modificar la Ley Electoral vigente, en el sentido que el alcalde de cada ayuntamiento sea uno de los candidatos incluidos en la lista electoral más votada; todo ello, según manifiesta, con el objeto de evitar que el máximo responsable de cada ayuntamiento sea fruto del pacto y reparto entre los partidos minoritarios al margen de las preferencias de la mayoría de los votantes.

Sr. Casado ¿Por qué la lista más votada y no la elección del alcalde directamente por los votantes? Esto último sí es atribuir a los votantes la elección efectiva de cada alcalde, quitándosela a los jefes de los partidos políticos que son los que de hecho eligen actualmente a los alcaldes de los Ayuntamientos.

Sr. Casado, ejerza la valentía propia de su juventud y abra el debate sobre el sistema electoral que tenemos en España, articulado en 1977 siguiendo el modelo electoral franquista previo. Sr. Casado, explique que los votantes en las elecciones no eligen nada ni a nadie. Los votantes se limitan a ratificar por adhesión una de las listas electorales propuestas por los partidos políticos. El que efectivamente elije el alcalde es el jefe de cada partido, que decide a quien incluye y a quien no incluye en la lista electoral que presenta su partido a las votaciones municipales; así como el orden que ocupa cada candidato en la lista electoral del partido.

La elección directa del alcalde de cada Ayuntamiento por los votantes; y por qué no también del presidente del Gobierno y del presidente de cada Comunidad Autónoma; es muy sencillo de articular. Sólo es necesario incluir a cada candidato a alcalde en una papeleta individual y específica, diferente de las papeletas que contienen las listas electorales de concejales propuestas por cada partido. Esta pequeña innovación es suficiente para eliminar de un plumazo el obsceno trapicheo de pacto y reparto entre los jefes de los partidos, eufemísticamente llamado consenso, que presenciamos cada vez que la lista electoral más votad no ha obtenido mayoría absoluta; incluso se puede reforzar la legitimidad del elegido mediante una segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, si en la primera vuelta ninguno de los candidatos ha obtenido más del cincuenta por ciento de los votos.

No Sr. Casado, la lista más votada no, el candidato a alcalde o a presidente del Gobierno más votado; que los votantes decidan directamente; no más elección por pacto y reparto entre los jefes de los partidos políticos al margen de la voluntad y de los intereses de los votantes. Esta modificación no es muy difícil, y sí aproxima el régimen de poder que padecemos en España desde hace más de cuarenta años a la democracia como forma de gobierno; poco a poco; falta la separación real de poderes, no la mera división de funciones entre personas u órganos; y la efectiva existencia de representantes políticos de los electores, no de representantes de los partidos políticos como ahora.
Sea valiente Sr. Casado y abra el debate; se lo agradecerán sus hijos y las generaciones futuras, además de prestar un gran servicio a su país.

Sapere aude

Manuela Carmena
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