Claro

Oscuro

Es probable que nunca sepamos los móviles sinuosos y la inspiración sublime del majestuoso sacrificio de la familia reinante en Nepal. Mejor así. Lo circundan los halos de misterio que aurean los mitos fundadores. Ausente de la inmolación, la nueva testa coronada dará explicaciones de amor, depresión, embriaguez y droga. Pero la imaginación popular, más cercana a las intuiciones de lo histórico, forjará el sacrificio del salón de brillar en la fragua subterránea de las leyendas vulcánicas. Aunque la hazaña ha sucedido en tierra exótica, no está tan lejos de la nuestra como la mítica Itaca. Si miramos la última reunión de los poderosos de Nepal en su intimidad salvaje, la terrible escena nos conmueve y no nos espanta porque en las primicias de nuestra cultura vibró la poesía épica de Homero. Antes de que naciera la ironía con la tragedia griega, la civilización vino a occidente con la transformación popular de grandes matanzas en epopeyas hazañosas.

Un banquete al egoísmo de lo inmediato preludió la matanza apoteósica de los pretendientes de Penélope. Los que consumían la hacienda del reino. El «pánico verde» los atenazó cuando la primera flecha del despreciado vagabundo de disfraz traspasó la garganta de Antinoo y despuntó por su nuca. Ni uno sólo de los príncipes del poder sobrevivió a la venganza de Ulises y de su hijo Telémaco. La carnicería de hombres en Palacio compensó la de bueyes y carneros por viandas.

En Nepal, país de las expediciones al Himalaya, dos familias se disputan el reino. La dinástica se reunía todos los viernes para cenar en Palacio. La última no se consumó. El aperitivo está ya en los anales de la historia macabra. Como el de Cesar Borgia en Sinigaglia, ha sido un repentino acto de terror sin preludio terrorista. Una mesa de billar occidental propiciaba el ajuste de cuentas asiáticas. Salón de juegos recargados de odios negros en etiquetas masculinas y encajes violáceos en celos femeninos. Copas rezumantes de vanidad y humillación. Luces parpadeantes de poder y de impotencia.

Al anochecer irrumpió el príncipe heredero en uniforme de campaña militar. Sin vacilar en el propósito, a manos llenas de fuego automático, disparó balas parricidas con ráfagas extenuantes de la razón de Estado. La postrera contra sí mismo. La leyenda tiene su comienzo en lo real.

Violencia de rayo en cielo sereno. Misterio de alma oriental en cuerpos sin enigma occidental. Párpados pegados para siempre que antes había rasgado la oblicuidad del sol. Al pie de las montañas donde moran los dioses de la humillación asiática, una matanza del orfelino de padre y madre a quien matar. Servidumbres galonadas de partidismo, complicidad y traición.

Atardecer de sentimientos más irreverentes que crueles, de obscuridades más tenebrosas que espantosas, de apetitos mejor disimulados que dominados, de deseos peor anidados que satisfechos. Amanecer esperanzado en la virtud creadora de la matanza del clan. Terror sin terrorismo. Por razones pasionales, despreció la protección del secreto, abandonó la seguridad del lecho en el orden público y destruyó su propio Régimen.

Lo que ha sucedido en Nepal no ha sido un simple asesinato familiar con suicidio personal del asesino. Eso no despertaría interés político. Ha sido un acto ejemplar de terror de Estado contra sí mismo, movido por la impotencia del poder individual del Príncipe heredero para imponer su destino personal al Rey, sobre la prepotencia colectiva del clan dinástico. Desprovisto de medios y de fines reformistas, sin apoyo popular, la única salida lógica del heredero amoroso era entregarse a sus pasiones de venganza y destruir el Régimen monárquico que le negaba su personalidad.

El Delfín ha desenlazado, por amor y frustración, el síndrome nihilista de todos los príncipes herederos.

LA RAZÓN. JUEVES 21 DE JUNIO DE 2001

0 0 votos
Valoración
Puede ver un pequeño resumen de la biografía de D. Antonio García-Trevijano en este enlace.
Creative Commons License

Este trabajo de Antonio García-Trevijano está protegido bajo licencia Atribución Creative Commons-NonCommercial-NoDerivs 4.0 Internacional Los permisos mas allá del ámbito de esta licencia pueden estar disponibles en https://www.diarioerc.com/aviso-legal/
Si desea recibir notificaciones cuando nuevos contenidos sean publicados en el Diario Español de la República Constitucional, siga este enlace y suscríbase para recibir los avisos por correo electrónico.
Suscripción
Notificar si
guest

0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios