Claro
Oscuro
Tarde, pero te encontré.
No soy partidario de creer en el destino,
pero si nuestros caminos se cruzaron,
algo inexplicable debió de unirnos.
Jamás había leído nada de lo que habías escrito.
Tus artículos, tus libros, nada acerca de tu vida,
de lo que habías hecho por nuestra nación.
Eras un autor más para mí, ahora …
el más grande de la historia, y mi maestro.
El error estuvo en creer que era libre,
que podía elegir.
Que podía decidir sobre el futuro de mi nación,
pero jamás cambiaba nada.
Todo seguía igual. Me sentía ignorado por quien me gobernaba.
Ahora que te has ido, y algo antes de tu marcha,
me doy cuenta de que no soy libre,
porque nadie de España lo es.
Vivimos en una mentira,
impuesta por unas personas
que se hacen llamar intelectuales,
que nos hicieron creer que lo éramos,
pero el verdadero intelectual y sabio
eres tú.
Dejo claro que, si ellos se repartieron un tesoro,
yo encontré un botín mucho más grande: tu sabiduría,
tu amistad, la verdad
y lo más importante de todo,
tu fidelidad y lealtad.
Ojalá algún día pueda escribir como tú,
que alguien lea mi obra
y sea inmortal,
que perdure en el tiempo para siempre.
Te tuteo …
porque aunque no nos conociéramos personalmente,
y con todo un camino de conocimiento por delante …
estoy seguro que te conocía de toda una vida.
Mi ignorancia política
me permitió querer saber,
querer dejar de ser un iluso,
despertar a la verdad,
evitar ser engañado de nuevo
y todavía no se los motivos,
por los que, gracias a ti, pude definirme políticamente.
Soy Repúblico y un revolucionario de la libertad,
y como tú, moriré en la acción
y sin miedo, porque la libertad, siempre
viene en nuestra busca.
Y gracias a ti, La Voz, existe.